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sábado, 12 de diciembre de 2020
miércoles, 30 de septiembre de 2020
sábado, 4 de julio de 2020
miércoles, 22 de mayo de 2019
LA BRUJA BUENA
Había una vez, un campesino que salía
al campo a trabajar temprano. Un día salió como costumbre a su chacra y se
encontró en el camino con una bruja muy fea. Bueno las brujas siempre son feas.
Pero esta era muy pero muy fea y el campesino se asustó. La bruja le hablo:
-Hola amigo mío. ¿Qué haces ahora
y a donde vas?- le preguntó
El campesino quiso correr y
estuvo muy nervioso. Luego le dijo a la bruja.
-No me hagas daño por favor-
La bruja lo miro amorosamente y
le dijo:
-No te hare daño. Yo no hago
daño-
-Al contrario. Veo que eres un
campesino que eres muy pobre y yo te voy
ayudar-
-¡SI! Por favor pero no me hagas
daño-
La bruja se quedo pensando un
rato y después le dijo al agricultor:
-¿Como quieres que te ayude mi
gran amigo?-
-Ayúdame con mis hijos, que sean
trabajadores como yo y dame mas tierra para sostener a mi familia y tener una
vida digna- le dijo suplicando el campesino.
-No te preocupes de eso- le dijo
la bruja e inmediatamente apareció una gran hacienda para el campesino y ahí
estaban sus hijos trabajando.
-Gracias, gracias señora- gritaba
el campesino llorando.
Se abrazo con la bruja y le agradecía
mucho.
Luego el campesino le preguntó a
la bruja:
-¿Como siendo usted así es tan
buena?-
La bruja le dijo sonriendo:
-LO QUE IMPORTA NO ES LA BELLEZA
EXTERIOR SINO LA BELLEZA INTERIOR-
Y colorín colorado este cuento se
ha acabado
lunes, 29 de abril de 2019
ESO ES FACIL
(INSTRUCCIONES DE COMO SALIR DE
UN GRUPO DE WASSAT)
Pablo, mi hijo adolescente,
estaba ansioso y mortificado. Así lo veía hacía varios días y trataba de que me
dijera que problema le afligía. Yo, en los últimos tiempos me he acercado a el con
mayor premura que antes. Tenía antes el criterio estúpido de que él, por su
propia cuenta podía desenvolverse entre los
vaivenes de la vida y del mundo. En realidad debería ser así, pero ahora
con este mundo tan cruel y salvaje es
muy difícil que los jóvenes puedan ir solos por ahí.
Un día lo invite a salir. Le
dije: “Pablo vamos a cenar a un chifa chévere”. Mi hijo es hincha de la comida
china y un arroz chaufa de langostinos es el manjar de los dioses para él. Yo
se de esta debilidad de Pablo y por ahí fui la acometida. Cuando llegamos al
restaurante chino-peruano, este estaba con pocos clientes y nos sentamos en un
lugar cómodo y alejado de la cocina. Las chicas que atendían, porque todas eran
mujeres, eran de Venezuela. Se les notaba al instante por el modo de hablar,
que es propio de los lugareños de ese país.
“A la orden” dijo la chica, una
morochita con unos ojos marrones y una sonrisa juvenil. Pedimos el plato
preferido de Pablo y un refresco de Chicha Morada. Yo le hablé del partido que
iba a jugar nuestro equipo preferido y las posibilidades de este en la Copa
Sudamericana. Pablo estaba totalmente relajado saboreando su manjar y entonces
le pregunté al instante:
-Pablo hijo, te noto preocupado.
¿Qué pasa muchacho?- le pregunté.
Mi hijo me miró sin dejar de
comer. Algo me trató de decir pero calló.
¿Qué se puede hacer ahí?. No hay
psicólogos que nos digan nada al respecto. Pablo seguramente trataba de terminar y cortar
la conversación recién iniciada y yo me vi abrumado. Volví al asalto.
-El alianza esta flojo y necesita
mejores delanteros- le dije despistándolo
-No es eso, necesita un mejor
entrenador. Con el argentino no pasa nada- me contestó con resolución.
Yo por ahí vi una ventana abierta
de par en par para volver a tocar el tema que me interesaba. Y lo tenia que
hacer antes de que terminara el plato que comía entusiastamente.
-Hijo. Te he notado un poco
preocupado. Dime compadre- trate de ser un cómplice ahí. ¿Qué pasa? Con
confianza nomas.- Trate de mostrarme amigable. Un padre amigo.
Pablo nuevamente me miró y sonrió.
Estaba contento con su plato y en verdad en ese restaurante preparan bien ese platillo.
-Mira viejo- me dijo. -La verdad
es que mi problema es como salgo de un grupo de wasap que me han incluido sin
preguntarme y yo quiero salir de ahí.
Yo respiré profundamente. Hacía
tiempo que quería yo mismo salir de un grupo que ya no funcionaba. Ni como
amigos, ni como conocidos. Hacia tiempo que me había decidido y a ultima hora
me desanimaba y no salía del grupo. Había funcionado antes y ahora era una rémora,
un artificio, un dilema. Entonces a mi cerebro llegó como un misil ruso, la
idea hacia tiempo postergada.
-Mira- le dije. -Es fácil-
Y cogí me celular. Fui al
programa. Vi el “Grupo de patas” y Sali en forma tan fácil que Pablo no vio las
lágrimas que caían por mi rostro enjuto.
-¿Qué, así es- Me dijo riéndose.
-Fácil-
Si le dije. Recontra fácil
CASIMIRO PREVISOR
Los lifes estaban nadando como podían
en la lata de aceite “Cocinero”. No era el rio, claro, pero tenían la fuerza
para querer salir de esa lata estrecha. Saltaban como salmones enanos. En la estación
del tren esperaban transeúntes para ir a Talambo. Esta es una hacienda que esta
cerca a Chepén, donde Casimiro vivía. Su madre le había encargado que vaya a la
estación para ver si estaban vendiendo lifes. Y ahí estaban estos en una lata
listos para la venta, rebosando de energía y frescos como para un sudado con yuca
sancochada. Era su plato preferido.
Se acercó a la señora que parecía
la dueña de los peces. Estaba esperando el tren también ella para dirigirse a
Talambo. Casimiro la miró y le habló entusiasmado:
-Señora, buenos días- le dijo
sonriendo.
La señora miró en dirección a los
rieles del tren. El tren estaba viniendo de Guadalupe y todos en la estación se
movieron, con sus alforjas y latas.
Casimiro estaba nervioso. Los
lifes de iban y no iba a almorzar el soñado sudado que su mama le había dicho
que iba a cocinar al mediodía.
-Señora- le dijo Casimiro casi gritándole.
-Si dime hijo. Le contestó ahora
la señora con la lata de lifes en su hombro.
-Mi mama quiere comprarle los
lifes- le contestó Casimiro.
-¿Toda la lata?-preguntó incrédula
la mujer.
-¡Si¡- le dijo Casimiro mintiendo.
Entonces llegó el tren. La mujer
de los lifes bajó la lata y ya no subió al tren.
-¿Dónde está tu mama?- preguntó
la señora. -¿Seguro que quiere toda la lata?.
-Si- mintió otra vez Casimiro,
quien a sus ocho años lo hacía por segunda
vez.
El tren partió y la mujer se sentó
en una de las bancas a esperar la venta.
sábado, 10 de septiembre de 2016
¿Qué es poesía?, dices, mientras clavas
en mi pupila tu pupila azul,
¡Qué es poesía! ¿Y tú me lo preguntas?
Poesía... eres tú.
en mi pupila tu pupila azul,
¡Qué es poesía! ¿Y tú me lo preguntas?
Poesía... eres tú.
Lee todo en: Rima XXI - Poemas de Gustavo Adolfo Bécquer http://www.poemas-del-alma.com/rima-xxi.htm#ixzz4Jtz9baF7
jueves, 18 de agosto de 2016
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