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domingo, 18 de mayo de 2014
EL SACA MUELAS Y LA MULATA
Una negra mulata gorda, enorme dio un grito en
plena plaza de armas. El lunes amaneció tibio y sin
lluvia. Don Aurelio Escovar, dentista del pueblo de Cañete la vio mientras abría
su consultorio. La gorda con sus grandes tetas cantaba un bolero y mientras
cantaba se contorneaba cerca de la pileta en el centro de la plaza. Cabrera Infante
la había dibujado muy bien. Su vestido habanero, de miles de colores y su voz
como bola de nieve, en verdad impactaba. Pero estábamos en Cañete y el calor
insoportable de esa hora invitaba a comer sandias o agua de coco.
Termino el bolero y
la negra se acerco al medico. Sudaba copiosamente la negra y se sentía el olor
a guayaba mezclado con pomarrosas. El medico sin titulo, vestido con guayabera
blanca, con un botón dorado en la parte de arriba y los pantalones sostenidos
con elásticos miro a la negra y se acomodó los prismáticos.
-Como vera ute señor dooitor, ete bolero eta
bueno. ¿Quiere ute que cante otro?
El medico miró a lo lejos la pileta en el
centro de la plaza y suspiró.
-Mira negrita linda mejor cántate una marinera
y te daré un sol.
La mulata gorda e inmensa caminó hacia el
centro de la plaza y se acostó en una banca.
El medico ingreso a su gabinete y en un
santiamén echó en su maletín todas las herramientas de sacar muelas y se
encamino a la oficina del alcalde para sacarle el diente picado, ya que García Márquez lo requería para terminar
su cuento.
José Ñique-Lima-Perú
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