VACANTES LIMITADAS
Justino llegó apresurado y se encontró con una
fila de desocupados como él. Se puso detrás del último y empezó a hojear el
periódico que había comprado. No se
podía concentrar en la lectura de las noticias no obstante que había bastantes
calatas y muchos crímenes ese día. La fila daba viarias vueltas a la manzana y
calculó que había aproximadamente 150 personas.
Al rato se abrió el portón viejo y por ahí salió
el capataz. Este era un hombre de unos cincuenta años de edad y de 1.80 de altura,
grueso y fuerte. Comenzó a caminar por la fila mirando a cada uno. Cuando llegó
a Justino le dijo: “Oye chico. No aceptes que nadie se ponga detrás de ti.
¿Ok?.” Justino le señaló: “No se preocupe tío”. El hombre hablo fuerte: “Bien
señores aquí solo entran diez. No mas” Un murmullo de desaprobación recorrió la
fila. “¿Diez?-dijo Justino. “Esto ya se parece al foro”. Puso el diario entre
sus brazos y se marchó. El capataz dijo a nadie: “Camarón que se duerme no se
le mira los dientes”
José Ñique-Lima-Perú